EN CONSTRUCCIÓN PERMANENTE
Este blog está dedicado a unos momentos muy concretos de la historia musical de Cerdanyola del Vallès sin que sea su objetivo mostrarlo todo, pues no disponemos de tanto material ni de tanto tiempo. Tan sólo es una pequeña parte de lo ocurrido en las dos últimas décadas del siglo XX. Material arrinconado en cajas de zapatos que se quiere dejar ver. Eso es todo. Si alguien dispone de material y ganas, aquí estamos.

dimecres

II Festival de Blues Ciutat de Cerdanyola

1989
Julio, Pabellón Municipal (Gratís)

El festival pasa al Pabellón de Deportes. Unas mil personas empiezan a pedir algo más.

Llega la segunda edición del Festival –aunque posiblemente era demasiado pronto para llamar festival a una jornada de blues que estaba enmarcada en l’Estiu es Teu, programa de actividades lúdicas que cada año programaba el ayuntamiento-. Desde el ayuntamiento tomaron en principio las riendas, que eran por otra parte los que habían decidido dar soporte a la iniciativa y quienes aportaban los recursos económicos necesarios. Mientras esto ocurría, los miembros del departamento de musicales de la emisora municipal  habían recibido el encargo de gestionar las actuaciones  musicales de la recién estrenada sala multiusos del Casal de Joves Altimira. Mientras esto ocurría, los representantes de la emisora recibieron con sorpresa la llamada desde la Regidoría de Juventud anunciándoles que ya habían contratado al conocido bluesmen texano  Johnny Copeland para lo que sería la segunda edición del festival. Había un pequeño detalle, el contrato firmado especificaba que este se desplazaba sin grupo de acompañamiento, y que la banda la debía de seleccionar y contratar el promotor del concierto. Es decir, el ayuntamiento. Aquí fue cuando los técnicos del ayuntamiento pensaron que lo mejor sería que “los chicos de la radio” se encargaran del tema de nuevo.

Desde la radio se aceptó el compromiso de buscar a los músicos que deberían acompañar a Copeland. No les fue difícil, en aquel momento los Big Chief acababan de publicar un excelente disco de blues (Call my number) y resultaban ser una sólida banda con unos músicos de reconocido prestigio. Además de contratar a Javier Más, Neil  Geoffrey, Steve de Swart y Julian Vaughn para que presentaran su disco en el festival, harían de músicos de Johnny Copeland. Un ensayo un poco antes del concierto serviría.

De paso, tanto los técnicos de Juventud como los de la emisora municipal aprendieron una lección importante de cara al futuro: si la contratación la realizaba el ayuntamiento, el precio se disparaba automáticamente. El precio de la contratación de Copeland fue muy elevado para venir sólo con su guitarra en el avión.

La actuación salió adelante sin problemas. Los músicos que le acompañaron eran de primera fila. Ensayaron sólo dos temas durante la prueba de sonido para comprobar que todo marcharía sobre ruedas.

Esa noche también actuaron en el pabellón de la calle Santa Ana, una banda que esa noche debutaba en Cerdanyola y que pronto se haría con un lugar privilegiado en el panorama del rock blues nacional, y acabaría convirtiéndose durante los años siguientes en casi imprescindibles en diferentes ediciones del festival: el trío cántabro Los Del Tonos.

A Los Del Tonos los descubrieron para Cerdanyola una noche en la que Manolo Ibarro, Albert Puig y Toni Álvaro se desplazaron a Barcelona para ver en la sala Zeleste la primera actuación que los Pixies ofrecían en el país. Una vez finalizado el concierto, subieron a la Sala 2 dónde alguien les había comentado que actuaba un grupo de Cantabria que prometía. Allí fueron a tomarse la última cerveza y junto a poco más de una veintena de personas, se quedaron prendados con la vitalidad y la fuerza de aquel trío. Nada más acabar el concierto, se acercaron a los músicos y les propusieron actuar de teloneros de Johnny Copeland. Cuando, finalmente actuaron en Cerdanyola, para mucha gente fueron el descubrimiento de la noche por encima del mismísimo Copeland. De esta forma se iniciaba una relación entre grupo y ciudad que duraría bastantes años, y proporcionaría momentos inolvidables.

Como colofón de aquella segunda edición, el equipo de musicales de la emisora municipal vivió una experiencia que los animaría a seguir adelante con renovadas energías y objetivos más ambiciosos. Al día siguiente del concierto de Johnny Copeland a Cerdanyola, fueron a Badalona, dónde se celebraba la primera edición del “Blues & Ritmes”. Allí se encontraron a representantes de la prensa de Barcelona. Algunos se interesaron por cómo había ido la actuación el día anterior, y les comentaron que era curioso que no hubieran intentado obtener una mayor presencia en las planas de la prensa nacional (la segunda edición del festival de Cerdanyola había pasado prácticamente desapercibida). Eso les hizo pensar que habían de comenzar a vender el producto. Con más intensidad.

Durante los meses siguientes, desde la emisora se empezaron a programar conciertos en el Casal de Joves de Altimira y en otros espacios de la ciudad. Tuvieron una buena puesta en marcha con el músico norteamericano Elliott Murphy. Luego continuaron durante una buena época y lograron traer a gente como The Inmates, Antonio Vega, Los Rodríguez, Lagartija Nicks, Los Bichos, The Godfathers, Dr. Feelgood (uno de los últimos conciertos con Lee Brilleaux), Chris Wilson, Los Mestizos, Los Proscritos, Los Sencillos y La Búsqueda entre otros, además de grupos locales. Pero esto ya es otra historia.

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